domingo, 2 de diciembre de 2007

Fray Luis de León

Fray Luis nació en Belmonte (Cuenca) -que no en Belmonte de Tajo, como afirman algunos manuales o ediciones críticas de sus obras- el mismo año en que nacía Felipe II (1527). Era hijo del abogado y consejero áulico Lope de León y de Inés Varela. Su familia se traslada -y él con ellos- enseguida a Madrid, y él mismo, cuando ha cumplido los catorce años se marcha a estudiar a Salamanca (la ciudad más importante en la vida de Fray Luis). Ingresa pronto, y allí, en los agustinos, en cuya orden profesa en 29 de enero de 1544. Estudia, con Fray Juan de Guevara filosofía, y con Melchor Cano teología.

La exégesis bíblica se la dirigió Cipriano de la Herga. Bachiller en Toledo y doctor en Teología por Salamanca. Y empieza la carrera de las cátedras: la de Biblia, la de Santo Tomás; tras la cárcel, la de Filosofía Moral, de nuevo la de Biblia ... Pero desde el 27 de marzo de 1572 hasta el 7 de diciembre de 1576, Fray Luis estuvo en la cárcel; de esta época son estos dos brevísimos versos:

"Aquí la envidia y mentira

me tuvieron encerrado"

La causa de que se le abriera un proceso inquisitorial, se cifra -por un lado- en la defensa que Fray Luis hacía del texto hebreo del Antiguo Testamento frente a las versiones latinas de la "Vulgata", actitud que bastantes de sus enemigos relacionaron pronto con ciertos antecedentes judíos por parte materna, a lo que quisieron sacar partido. Por otro lado, se le acusó de haber efectuado la versión en castellano del "Cantar de los Cantares", pese a la prohibición del Concilio de Trento de traducir textos sagrados a un idioma vulgar. Pero, a juicio de no pocos historiadores, en el asunto latía un problema de fondo más importante: las enconadas disputas entre distintas órdenes religlosas, a lo que se unía el manifiesto celo inquisitorial de la época.Fue al salir de la cárcel, incorporado a la Cátedra de Teología Eclesiástica, cuando Fray Luis pronunció la ya mítica frase "decíamos ayer..." en la primera clase a la que asistió; clases en las que por cierto, se ganó un gran prestigio entre los alumnos.La muerte le llega siendo Provincial de su Orden en Madrigal en 1591 y sus restos reposan en la Capilla de la Universidad de Salamanca.

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